SOL

Distancia media desde la Tierra                             149.597.871 km (~1,5 × 1011 m)
Brillo visual                           (V) –26,8m 
Diám. angular en el perihelio                              32' 35,64"
Diám. angular en el afelio                                   31' 31,34"
Características físicas
Diámetro                                                   1.392.000 km (~1,4 × 109 m)
Diámetro relativo                                         (dS/dT) 109
Superficie                                        6,09 × 1012 km2
Volumen                               1,41 × 1018 km3
Masa                           1,9891 × 1030 kg
Masa relativa a la de la Tierra                                                        332946x
Densidad                                                   1411 kg/m3
Densidad relativa a la de la Tierra                                                           0,26x
Densidad relativa al agua                                          1,41x
Gravedad en la superficie                                         274 m/s2 (27,9 g)

El Sol (del latín sol, solis y ésta a su vez de la voz indoeuropea sauel)[1] es una estrella del tipo espectral G2 que se
encuentra en el centro del Sistema Solar, constituyendo la mayor fuente de energía electromagnética de este sistema
planetario.[2] La Tierra y otros cuerpos (incluyendo a otros planetas, asteroides, meteoroides, cometas y polvo) orbitan
alrededor del Sol.[2] Por sí solo, representa alrededor del 98,6% de la masa del Sistema Solar. La distancia media del Sol a
la Tierra es de aproximadamente 149.600.000 de kilómetros, o 92.960.000 millas, y su luz recorre esta distancia en 8 minutos
y 19 segundos. La energía del Sol, en forma de luz solar, sustenta a casi todas las formas de vida en la Tierra a través de
la fotosíntesis, y determina el clima de la Tierra y la meteorología.
Es la estrella del sistema planetario en el que se encuentra la Tierra; por tanto, es el astro con mayor brillo aparente. Su
visibilidad en el cielo local determina, respectivamente, el día y la noche en diferentes regiones de diferentes planetas.
En la Tierra, la energía radiada por el Sol es aprovechada por los seres fotosintéticos, que constituyen la base de la
cadena trófica, siendo así la principal fuente de energía de la vida. También aporta la energía que mantiene en
funcionamiento los procesos climáticos. El Sol es una estrella que se encuentra en la fase denominada secuencia principal,
con un tipo espectral G2, que se formó hace unos 5000 millones de años y permanecerá en la secuencia principal
aproximadamente otros 5000 millones de años. El Sol, junto con todos los cuerpos celestes que orbitan a su alrededor,
incluida la Tierra, forman el Sistema Solar.


A pesar de ser una estrella mediana (aun así, es más brillante que el 85% de las estrellas existentes en nuestra galaxia),
es la única cuya forma se puede apreciar a simple vista, con un diámetro angular de 32' 35" de arco en el perihelio y 31'
31" en el afelio, lo que da un diámetro medio de 32' 03". La combinación de tamaños y distancias del Sol y la Luna son tales
que se ven, aproximadamente, con el mismo tamaño aparente en el cielo. Esto permite una amplia gama de eclipses solares
distintos (totales, anulares o parciales).

El Sol se formó hace 4.650 millones de años y tiene combustible para 5.000 millones más. Después, comenzará a hacerse más y
más grande, hasta convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá por su propio peso y se convertirá en una enana
blanca, que puede tardar un billón de años en enfriarse. Se formó a partir de nubes de gas y polvo que contenían residuos de
generaciones anteriores de estrellas. Gracias a la metalicidad de dicho gas, de su disco circumestelar surgieron, más tarde,
los planetas, asteroides y cometas del Sistema Solar. En el interior del Sol se producen reacciones de fusión en las que los
átomos de hidrógeno se transforman en helio, produciéndose la energía que irradia. Actualmente, el Sol se encuentra en plena
secuencia principal, fase en la que seguirá unos 5000 millones de años más quemando hidrógeno de manera estable.
Llegará un día en que el Sol agote todo el hidrógeno en la región central al haberlo transformado en helio. La presión será
incapaz de sostener las capas superiores y la región central tenderá a contraerse gravitacionalmente, calentando
progresivamente las capas adyacentes. El exceso de energía producida hará que las capas exteriores del Sol tiendan a
expandirse y enfriarse y el Sol se convertirá en una estrella gigante roja. El diámetro puede llegar a alcanzar y sobrepasar
al de la órbita de la Tierra, con lo cual, cualquier forma de vida se habrá extinguido. Cuando la temperatura de la región
central alcance aproximadamente 100 millones de kelvins, comenzará a producirse la fusión del helio en carbono mientras
alrededor del núcleo se sigue fusionando hidrógeno en helio. Ello producirá que la estrella se contraiga y disminuya su
brillo a la vez que aumenta su temperatura, convirtiéndose el Sol en una estrella de la rama horizontal. Al agotarse el
helio del núcleo, se iniciará una nueva expansión del Sol y el helio empezará también a fusionarse en una nueva capa
alrededor del núcleo inerte -compuesto de carbono y oxígeno y que por no tener masa suficiente el Sol no alcanzará las
presiones y temperaturas suficientes para fusionar dichos elementos en elementos más pesados- que lo convertirá de nuevo en
una gigante roja, pero ésta vez de la rama asintótica gigante y provocará que el astro expulse gran parte de su masa en la
forma de una nebulosa planetaria, quedando únicamente el núcleo solar que se transformará en una enana blanca y, mucho más
tarde, al enfriarse totalmente, en una enana negra. El Sol no llegará a estallar como una supernova al no tener la masa
suficiente para ello.
Si bien se creía en un principio que el Sol acabaría por absorber además de Mercurio y Venus a la Tierra al convertirse en
gigante roja, la gran pérdida de masa que sufrirá en el proceso hizo pensar por un tiempo que la órbita terrestre -al igual
que la de los demás planetas del Sistema Solar- se expandiría posiblemente salvándola de ese destino.[3] Sin embargo, un
artículo reciente postula que ello no ocurrirá y que las interacciones mareales así como el roce con la materia de la
cromosfera solar harán que nuestro planeta sea absorbido.[4] Otro artículo posterior también apunta en la misma dirección.[
La mayor parte de la energía utilizada por los seres vivos procede del Sol, las plantas la absorben directamente y realizan
la fotosíntesis, los herbívoros absorben indirectamente una pequeña cantidad de esta energía comiendo las plantas, y los
carnívoros absorben indirectamente una cantidad más pequeña comiendo a los herbívoros.
La mayoría de las fuentes de energía usadas por el hombre derivan indirectamente del Sol. Los combustibles fósiles preservan
energía solar capturada hace millones de años mediante fotosíntesis, la energía hidroeléctrica usa la energía potencial de
agua que se condensó en altura después de haberse evaporado por el calor del Sol, etc.
Sin embargo, el uso directo de energía solar para la obtención de energía no está aún muy extendido debido a que los
mecanismos actuales no son suficientemente eficaces.

No mirar nunca directamente al Sol sin la debida protección, puede causar lesiones y quemaduras graves en los ojos e incluso
la ceguera permanente.
Las gafas de sol, filtros hechos con película fotográfica velada, polarizadores, gelatinas, CD o cristales ahumados no
ofrecen la suficiente protección a los ojos, porque no son capaces de detener todas las longitudes de onda que emite el Sol,
desde el infrarojo hasta el ultravioleta. Tampoco son adecuados la mayoría de vidrios de soldadura (excepto el grado 14).
Son necesarios filtros específicamente fabricados para observación solar, hechos de materiales especiales, como por ejemplo
láminas poliméricas que reflejan el 99,999% de la luz que incide sobre ellas (antiguamente se solían usar láminas de Mylar).
También es seguro observar de modo indirecto por proyección (no se mira directamente al Sol, sino la proyección de su imagen
sobre una pantalla blanca situada en sombra).